Y me dices

Y me dices que pare, que no te mire de esta forma,
con estos ojos que sonríen a tu paso cerca de mí,
y no te das cuenta de lo que me emborrachas de amor
a cada gesto, a cada guiño, a cada una de tus caricias.

Y me hablas al oído con esa voz tan dulce, tan tenue,
esa voz tan baja que casi nadie escucha, tan solo yo,
sin notar que esa corta distancia entre nuestros cuerpos
me enamora cada vez más incitándome a esa locura
que provoca todo tu ser en mí… y me sonríes.

¡Loca!

Que loco me tienes en un diario que cuando me alejo de ti
la tristeza me invade toda por no saber si habrá un mañana
en el que este “poetucho” vuelva a probar el gusto por verte,
por hablarte, por oírte, por sentirte y, por qué no, por amarte.

Es tarde, el lecho me llama a gritos requiriendo mi descanso.
Toca soñarte y si te sueño rezar para que este sea eterno y
anhelar ese mañana, otro día más, donde te vuelva a ver
y tú me hables, me acaricies o tan solo me lances una sonrisa.

Eso me vale.

Deja un comentario